Cinco Cosas que No Debes Hacer para Ser Feliz
Hay cinco cosas que no debes hacer para ser feliz.
Son cinco cuestiones que resulta vano tan siquiera intentar porque no te ayudarán a ser más feliz.
De hecho, puede que algunas te conduzcan a la infelicidad.
En vez de lograr paz y bienestar, te podrías sumir en un mar de frustración y desesperación.
De ahí que sea importante conocerlas para no derrochar tus esfuerzos en ello y más bien enfocarte en lo que sí te puede ayudar a cultivar una vida plena.
El problema, es que en la actualidad algunas de ellas se difunden a viva voz, como si fueran fórmulas mágicas para llegar al reino de la felicidad.
Sin embargo, todo ello no es más que moda, publicidad y, quién sabe que otra forma de manipular y desviar nuestra atención de lo verdaderamente importante.
Es por todo lo anterior que quiero contarte cuáles son esas cinco cosas que no debes hacer para ser feliz.
Toma nota porque quiero prevenirte de malgastar tu tiempo, tu energía y todos tus esfuerzos, en hacer algo que no te conducirá a la felicidad.
Cinco Cosas que No Debes Hacer para Ser Feliz
Por favor, trata de no malgastar tu tiempo intentando cualquiera de las siguientes cosas.
Tampoco te juzgues en caso tal de que ya las hagas. No son un pecado mortal y, todos, en algún momento, caemos en ello.
Enfocamos nuestra atención en estas cinco cosas que no debes hacer para ser feliz, porque, en parte, muchas de ellas responden a comportamientos instintivos.
Unas son respuestas que ya vienen programadas en nuestro cerebro. Otras son conductas que se han ido arraigando en nuestro proceder diario, a lo largo de nuestra vida.
Algunas se han implantado ya como hábitos y rutinas de las que ni siquiera somos conscientes.
El mayor problema de esto, es que justamente ya nos parece normal vivir así. Y por ello, muchas veces ni siquiera nos cuestionamos.
Y menos aún nos molestamos en cambiar o en reemplazar estos hábitos por otros hábitos «más felices».
Toma nota de las cinco cosas que no debes hacer para ser feliz.
1. Intentar cambiar a los demás
Intentar cambiar a las otras personas es tratar de controlarlas.
No hay camino más rápido hacia la frustración que controlar lo incontrolable.
Aunque pienses que puedes, nadie puede controlar a nadie. Al menos no en su totalidad y dentro de unas condiciones normales.
A menos que seas un tirano o un déspota (como muchos dictadores del actual escenario político), intentar controlar a las demás personas, es una tarea vana y estúpida.
Una tarea que te traerá más pesares y lamentos, que intentar controlarte a ti mismo, por ejemplo.
De hecho, cuando enfocas tu atención en cambiarte a ti, antes que a los demás, experimentarás una transformación real.
Recuerda, «nadie puede cambiar a nadie» y «nadie cambiar por alguien».
Cuando una persona cambia, en realidad lo hace porque finalmente es ella misma quien toma la decisión de hacerlo.
Así que deja de intentar cambiar a los demás, y concéntrate más bien en determinar qué cambios puedes hacer por y para ti mismo.
Como sugirió Buda con un aire de sorprendente serenidad: más vale usar pantuflas que alfombrar al mundo.
2. Echarle la culpa a otros y no asumir la responsabilidad de tus actos
Echarle la culpa a otras personas por nuestros errores o desaciertos, es una cuestión muy ligada al ser humano.
El problema con preservar esta actitud y no hacer ningún esfuerzo para reducirla o reemplazarla por un hábito más sano, es que ello nos conduce a la irresponsabilidad.
Y la felicidad auténtica no puede florecer sobre el terreno de la irresponsabilidad.
Este tipo de felicidad máxima, requiere justamente que nos responsabilicemos absolutamente de nuestros actos.
La responsabilidad conduce a la libertad genuina y la libertad genuina, nos lleva hacia el paraíso de la auténtica felicidad.
Por lo tanto, si de verdad aspiras a ser feliz, más te vale que adoptes la responsabilidad como otra de tus más fieles virtudes.
Haz lo contrario y te aseguro que nunca podrás llevar una vida plena.
De hecho, sin responsabilidad sobre tu propia vida, jamás podrás conocer aquella existencia maravillosa que todos anhelan perseguir, pero que muy pocos pueden alcanzar.
3. Perseguir el materialismo
Si lo único que te motiva en la vida es acumular más bienes y posesiones materiales, dudo mucho que puedas ser realmente feliz.
Quizás te sientas satisfecho y alucines con algunas de las cosas que obtienes, pero ello será sólo por un momento breve, muy pasajero.
De hecho, me atrevo a decir que la mayor parte del tiempo te sentirás desdichado e insatisfecho.
Vivirás en una suerte de espejismo en el desolado desierto de tu bienestar interior.
Por más que vivas en una cultura de consumismo, abstente de caer en la trampa del materialismo.
La llamo trampa porque es un engaño que te puede llevar a pensar que, obtener cosas materiales, te llevará a ser más feliz.
Y lo que sucede es justamente lo contrario. A medida que basas tu bienestar en el materialismo, te vuelves insaciable. De repente, nada, ni siquiera lo más sofisticado, te sorprende.
No quiero decir que las personas auténticamente felices no posean bienes ni tengan posesiones.
A lo que me refiero es que ellas, tienen la capacidad de disfrutar de todo, hasta de lo más inmediato y sencillo.
Disfrutan del contacto con las personas que se alinean con sus valores, y no se angustian cuando están solas.
No le tienen miedo a la soledad. Disfrutan de ella, de la misma manera que lo hacen cuando departen con una amistad cercana o pasan un rato con un familiar amado.
Definitivamente, valoran inmensamente el tiempo que pasan en compañía de sí mismas.
Se sienten agradecidas por cada momento que discurre en las bienaventuradas existencias que ellas han cultivado por sí mismas, con su propio esfuerzo.
Con todo, existen muchas razones y excusas para perseguir el materialismo, sobre todo en la actualidad.
Pero, si deseas ser honesto contigo mismo, entenderás que ello es una de esas cinco cosas que no debes hacer para ser feliz.
4. Aceptar una definición ajena sobre el significado de la felicidad
Me atrevo a decir que son más bien pocas las personas que se han sentado a reflexionar, con juicio y a conciencia, sobre el significado de la felicidad.
Pero no sobre el significado de la felicidad con la intención de escribir un tratado o un ensayo, sino sobre el significado de la felicidad para ellos mismos.
Sobre lo que ellos interpretan por felicidad y qué implica para cada uno llevar una vida feliz, una existencia plena.
Aunque tal ejercicio no requiere que tengamos un título de filosofía, sí exige que pensemos de manera serena y juiciosa, es decir, que filosofemos.
Y es que filosofar -dicho sea de paso- significa tan sólo pensar (algo que todos podemos hacer) con juicio, con detenimiento y de manera objetiva.
Ahora bien, si tú no te tomas «la molestia» y «el esfuerzo» de pensar sobre lo que la felicidad representa para ti, otras personas y otras influencias, lo decidirán por ti.
No aceptes una definición ajena sobre el significado de la felicidad.
Estudia, aprende, investiga y «filosofa» para que construyas tu propia definición de la felicidad.
¡Pero cuidado! Fíjate con qué materiales edificas las bases de tu felicidad. Ten cuidado de qué ingredientes usas al momento de cocinar este platillo especial, llamado felicidad.
La felicidad tiene tantos significados como seres humanos hay.
Cada persona es libre y tiene derecho a forjar su propio significado.
Sin embargo, todos tenemos el deber de utilizar los fundamentos, los principios y los valores que estén en línea con la bondad, la compasión y la sabiduría.
Piensa bien y crea una felicidad interior a prueba de balas.
5. Huir de ti mismo
Si tratas de huir de ti mismo, nunca te encontrarás cara a cara con tu verdadero ser.
Hoy hay tantas personas que huyen de sí mismas como maneras y distracciones de escapar de uno mismo.
Parece que a muchos les aterra la idea de tener un encuentro con su propio ser.
Tanto así que buscan y encuentran todas las excusas y pretextos posibles para evitar este encuentro, a toda costa.
Te recomiendo que no huyas más de ti mismo. No aplaces más la reunión más importante de tu vida.
Interioriza, medita y mira hacia tu interior. Vuelve a conectarte con tu propio ser y empieza a recorrer el maravilloso camino del autodescubrimiento.
Este es otro requisito para ser verdaderamente feliz.
Si realmente quieres que la felicidad auténtica sea una constante en tu vida, entonces deja de aplazar el encuentro con tu propio ser.
Toma conciencia de todas aquellas cosas que te están alejando y distrayendo de mirar hacia adentro.
Identifica todo lo que haces para evitar el temor que te da el quedarte a solas contigo.
Reestablece la relación tuya contigo mismo y sigue cultivándola por el resto de tu vida.
Si tú mismo no tienes una buena relación contigo mismo, no sólo serás infeliz, sino que tampoco podrás establecer relaciones sanas, auténticas y enriquecedoras, con otras personas.
Para finalizar…
¡Ni siquiera lo intentes!
Este sería el aviso que yo pondría en un cartel para prevenirte de intentar estas cinco cosas que te mencioné en esta publicación.
De todos modos, si caes en ello o en algún momento te hallas haciendo alguna de estas cinco cosas, no te preocupes.
Toma conciencia y desvía rápidamente tu atención hacia otras cosas que sí te beneficien más.
Navega por el blog de seres felices donde hallarás diferentes artículos con recomendaciones, estrategias y tácticas en las que sí vale la pena enfocarte.
Aparte de esto, busca otros recursos y acércate a otras fuentes de conocimiento de las que puedas beber sabiduría en su más pura esencia.
Por lo pronto, te pido el favor de compartir tu opinión, aquí abajo en los comentarios.
Muchas gracias por tu lectura.
Nos leemos luego.