Hay diez hábitos saludables de los seres felices que todos deberíamos practicar.
Las personas más dichosas no son felices por suerte o por derecho divino. Ellas practican una serie de buenos hábitos que les ayudan a mantener en equilibrio la salud física, mental y espiritual.
Estos hábitos son prácticas conscientes que les brindan altos niveles de bienestar, satisfacción y buen humor, conduciéndolos hacia una vida más feliz y plena.
No tenemos que ser científicos para reconocer que la salud es un componente esencial -mas no determinante- de nuestra felicidad. Cuando estamos enfermos, es normal sentirnos desanimados y tristes. Nuestros pensamientos suelen concentrarse únicamente en la necesidad de salir pronto de ese estado de malestar. Esta reacción es completamente normal.
El problema es que tal caudal de pensamientos termina por generar ansiedad. Esto, en vez de ayudarnos, puede agravar la situación debido al estrés psicosomático. Es decir, a la tensión que generamos a partir de nuestros pensamientos y que termina causando efectos directos en nuestra salud.
Desde hace milenios, sabios y eruditos han alentado el cuidado de la salud para llevar una vida plena. Hoy en día, la ciencia confirma la importancia de la salud para nuestro bienestar psicológico y mental.
Existen varias razones y causas que explican por qué las personas saludables son más felices. En esta publicación revisaremos, no obstante, aquellos hábitos vinculados con el cuidado físico y la salud.
Antes de revisar los diez hábitos saludables de los seres felices, es conveniente que tengamos en cuenta la siguiente cuestión de causa y efecto.
¿Las personas felices son más saludables o las personas saludables son más felices? Es decir, será que las personas comprometidas con su propia felicidad llevan hábitos más sanos o será que las personas muy saludables son las que terminan experimentando amplios niveles de satisfacción y felicidad.
Es común ver a personas muy comprometidas con su bienestar físico, pero que no son felices; al menos no auténticamente felices. Claro está que, en materia de salud, hay muchos mitos, desinformación y falta de claridad sobre lo que significa realmente ser una persona sana.
Sin embargo, también sabemos que hay personas que sin llevar estrictos regímenes de salud, tienen buen humor, son alegres y disfrutan con gratitud de lo que tienen, aunque sea poco.
Ahora bien, no es posible ser auténticamente feliz sin tener un alto nivel de conciencia. Es la conciencia la que nos permite discernir qué es primordial en nuestras vidas.
Cuando sabemos qué es lo más importante, identificamos aquellos aspectos de la vida que verdaderamente merecen nuestra atención, nuestro tiempo y nuestro esfuerzo. Empezamos a reconocer varios aspectos primordiales de nuestra existencia como seres humanos. Entre ellos, la importancia de cuidar y priorizar nuestra salud.
Por lo tanto, no es de extrañar que las personas auténticamente felices, sean auténticamente sanas y saludables. Son personas conscientes de la estrecha relación que hay entre una excelente salud y la felicidad auténtica. De ahí que se esfuercen conscientemente por mejorar sus hábitos o reemplazarlos por otros que de verdad los lleven hacia más altos grados de bienestar.
Por lo pronto, veamos cuáles son esos diez hábitos saludables de los seres felices.
1. Los seres felices duermen bien y valoran la calidad de su sueño. Nada más reconfortante para reponer energías que un sueño reparador y profundo.
Las personas felices no sólo saben, sino que se toman muy en serio el poder disfrutar de un sueño de calidad. Para ellos el sueño es una experiencia que merece toda su atención y por eso no escatiman en nada a la hora de comprar el mobiliario perfecto para su habitación.
En materia de sueño y descanso, es importante revisar desde el colchón y las sabanas, hasta las cortinas y todo lo que esté en nuestro cuarto o habitación. Del cuidado que tengamos con todos estos factores, dependerá la calidad de nuestro sueño.
Para los días en que por alguna razón no se tuvo un buen sueño, los seres felices se ayudan de una siesta o de la meditación.
2. Los seres felices se alimentan bien y llevan una dieta sana y balanceada. Las personas que experimentan altos niveles de salud y bienestar se deleitan -no se atormentan- llevando una dieta sana.
A la mayoría de las personas, la palabra dieta les produce aversión porque la asocian con un estricto régimen alimenticio. No obstante, «dieta» es cualquier forma de alimentación que llevemos, sea ésta planeada o no. De ahí que se pueda hablar de una dieta mala y una buena.
La dieta mala sería aquella que seguimos a causa de las circunstancias o de un hábito inconsciente. Una persona que en su adultez sigue comiendo lo que comía en su niñez o en su adolescencia, es una persona que sigue alimentándose por simple costumbre. Por su parte, una dieta buena estaría soportada por un plan alimenticio que se construye de forma voluntaria y que rompe con los malos hábitos nutricionales que por diversos factores hemos adquirido hasta el momento en que decidimos cambiar.
Es así como las personas felices se toman el trabajo de crear su propio plan alimenticio. No dejan al azar ni a las circunstancias algo tan importante como la comida y consumen todo aquello que contribuye con una dieta sana y balanceada.
Sin embargo, son flexibles y se permiten ciertos antojos, incluso cuando se trata de alimentos que están por fuera de su dieta regular. La diferencia es que lo hacen con cautela y moderación. No caen en la trampa de tener un dieta excesivamente rigurosa que las prive completamente de sus comidas o platillos preferidos. Reconocen la importancia del equilibrio y evitan el estrés y la ansiedad que produce un plan alimenticio notablemente exagerado.
En últimas, son dueñas de su voluntad, lo cual les permite decidir con autonomía cuándo comer algo y cuándo no. Cuando se permiten disfrutar de un antojo, saben cómo y en qué proporción hacerlo. En el momento en que por alguna razón no pueden comer lo que desean, eligen lo menos dañino, pero no se estresan por la preocupación que para muchas personas supone romper con su dieta. Ellos saben que, en últimas, es peor el estrés de la preocupación, que el posible «daño» de comer algo que rompa con su plan alimenticio.
En otras palabras, los seres felices están comprometidos, pero no obsesionados con su alimentación.
3. Los seres felices evitan el consumo de alcohol, pero beben con regularidad una copa de vino tinto. Son numerosos los estudios que han respaldado científicamente el aporte del vino tinto a la salud.
Aunque otros estudios también destacan las propiedades de algunos tipos de cervezas, el vino tinto parece ser el principal protagonista de las bebidas alcohólicas que proveen grandes beneficios para la salud.
Al respecto, los investigadores han encontrado que el vino tinto contribuye principalmente en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Sus propiedades antioxidantes, hacen de su consumo un excelente antídoto para prevenir patologías coronarias.
El vino tinto también parece contribuir en la disminución de la depresión, lo cual está directamente relacionado con nuestra felicidad.
Por lo tanto, el consumo moderado de vino tinto, resulta una excelente alternativa para las personas que quieren disfrutar del placer de un buen vino y beneficiarse a su vez de sus saludables propiedades.
4. Los seres felices respiran conscientemente. La respiración es un acto involuntario que en cualquier momento podemos convertir en voluntario. Es una función que podemos ejercer inconscientemente, pero que también podemos volver consciente.
Las personas que se benefician de este simple acto, son las que se enfocan en la respiración consciente.
La respiración consciente brinda significativos aportes a nuestra salud y además nos ayuda a ser conscientes del momento presente. Ambos aportes son elementos indispensables para llevar una vida saludable y feliz.
Aprovechemos los beneficios de respirar conscientemente; es fácil, gratis y contribuye considerablemente con nuestro bienestar físico y psicológico.
5. Los seres felices se ejercitan regularmente. Las personas felices son seres humanos que disfrutan del ejercicio y el deporte.
En realidad creo que son pocas las personas felices y exitosas que no se ejercitan con regularidad.
Incorporar el ejercicio físico a nuestras rutinas, es un avance gigantesco hacia el progreso personal, mental y espiritual.
No se trata de hacer ejercicio porque está de moda o porque otra persona lo hace y yo también lo tengo que hacer. De lo que se trata es de elegir una actividad física o deporte que nos interese y nos guste, de manera que nos veamos beneficiados por una práctica regular que disfrutemos realmente hacer.
Por lo pronto, es indispensable explorar diferentes alternativas y elegir la que se adapte a nuestras preferencias, estilo de vida, ubicación, gusto y personalidad. No todos los deportes son para todas las personas y no todas las personas son atletas profesionales de élite.
De lo que se trata es de lograr que la actividad física se convierta en un excelente hábito que nos acompañe por el resto de nuestra vida y no en una tortura que nos atormenta y nos pone mal cada vez que llega el turno de practicarla. Es una cuestión de elección y no de imposición.
Tampoco olvidemos que no todos tenemos las mismas aptitudes y que siempre habrá algún deporte o actividad con el que nos conectemos.
En últimas, lo que finalmente cuenta es moverse más y combatir el sedentarismo.
6. Los seres felices cuidan y valoran su energía. La energía es un recurso vital en cualquier ámbito de la vida.
Las personas felices cuidan con mucha cautela de su energía porque valoran todo lo que ella les permite lograr.
Saben que contar con una buena fuente de energía es indispensable en el logro de sus metas y objetivos. Por ello evitan malgastarla en cosas superfluas o sin sentido. En ocupaciones que las desoriente de su propósito y las desvíe de sus sueños.
Las personas felices son más felices a medida que conservan su energía y la enfocan en sus principales prioridades.
Conservar la vitalidad física, mental, espiritual y emocional es clave si queremos alcanzar niveles más altos de bienestar y felicidad.
7. Los seres felices ríen con mayor frecuencia. Resulta casi un cliché pero como ya nos advirtiera Chaplin, un día sin reír es un día perdido.
Pienso en la risa como una facultad, y no como un mero reflejo biológico. Incluso la sonrisa, que podríamos denominar como la antesala de la risa, es un gran estimulante de la alegría y el buen humor.
Compartir espacios de recreo y esparcimiento con nuestros familiares y amigos, donde podamos reír y divertirnos relajadamente, es una terapia excelente para nuestra salud emocional.
No se trata de convertirse en un payaso ni de pensar que somos amargados porque no nos parece gracioso lo que a la mayoría la hace reír. Lo que debemos hacer es detectar aquellas situaciones, experiencias y cosas que de verdad son hilarantes para nosotros. Que de verdad nos arrebatan una carcajada, aunque sea sin ninguna explicación.
Si queremos ir un paso más allá, podemos considerar aprender a reírnos de nosotros mismos. De reducir la tensión y el mal humor al recordar situaciones complicadas (no tan complicadas) de nuestro pasado que hoy podríamos considerar divertidas.
También podríamos practicar sonreír con mayor regularidad y de manera natural hasta que ello se convierta en un hábito no forzado.
8. Los seres felices conocen los beneficios de tener un sistema endocrino balanceado.
Aunque no sean plenamente conscientes de ello, las personas felices reconocen la importancia de las hormonas en el funcionamiento general del organismo.
Un sistema endocrino sano y bien regulado, nos permitirá aprovechar los beneficios de segregar las dosis exactas, en el momento preciso, de las diferentes hormonas necesarias para regular las diferentes funciones de nuestro cuerpo.
Sabemos que hormonas como la oxitocina y la dopamina están directamente implicadas en nuestro estado de ánimo. De ahí que sea importantísimo contar con un sistema endocrino que nos garantice un equilibrio óptimo en la administración de cada una de estas maravillas químicas.
9. Los seres felices prefieren beber agua. Hablar sobre los beneficios del agua es como hablar sobre la luz del sol: ambos son elementos indispensable para la vida.
A pesar de todo, todas las personas tenemos algún tipo de bebida por el que sentimos algún tipo de inclinación.
Sin embargo, a diferencia de otras personas, los seres felices prefieren beber agua en la mayoría de situaciones.
Como se mencionó en el punto dos, sobre la dieta y la alimentación, no se trata de suprimir por completo nuestros gustos, sino de corregirlos y moderarlos.
Por eso, es posible seguir bebiendo café, té y hasta alguna bebida alcohólica, pero con moderación y cierta regularidad.
Mi recomendación es beber la cantidad de agua suficiente para mantenernos hidratados durante nuestra jornada. También debemos tener en cuenta el clima y las oleadas de calor que se puedan presentar donde vivimos.
Por consiguiente, prefiramos en la medida de lo posible el agua, pero sin renunciar a degustar, de cuando en cuando -y con moderación- nuestras bebidas predilectas.
10. Los seres felices conducen su vida con armonía y equilibrio. El equilibrio es un aspecto esencial en cada ámbito de la vida.
Reconocer la importancia de separar espacios para cada una de las múltiples dimensiones que componen nuestra vida, es un preliminar decisivo para llevar una vida feliz y plena.
Las personas auténticamente felices saben que el equilibrio es la base que sostiene a cualquier sistema sobre su eje. Por eso trabajan duro, pero también descansan y se divierten sanamente, con intensidad.
Se comprometen con una jornada productiva, se alimentan bien, descansan y pasan tiempo de calidad con sus seres queridos. En definitiva, ellos reconocen la importancia de sacar tiempo para practicar los diez hábitos saludables de los seres felices.
De ahí que experimenten vidas de plenitud, abundancia y auténtica felicidad.
Seamos sensatos a la hora de analizar la conveniencia que tiene para nuestra salud y nuestra felicidad, incorporar a nuestra rutina los diez hábitos saludables de los seres felices.
Quiero dejar a elección de cada lector la pertinencia de implementar los diez hábitos saludables de los seres felices.
Y tú, ¿cuál de estos hábitos prácticas? ¿Cuáles aún no sigues y cuáles te parecen más retadores de implementar? ¿Tienes algún otro hábito que te parezca importante compartir y que no se haya mencionado aquí en los diez hábitos saludables de los seres felices? Comparte tus comentarios.