La Obsesión Enfermiza por Ser Feliz
No hay que ser un experto en felicidad para darse cuenta que en la actualidad hay una obsesión enfermiza por ser feliz.
Es como si no pudiéramos permitirnos estar mal, ser seres imperfectos ni equivocarnos.
Parece que a toda hora tenemos que estar bien y dichosos, a pesar de que dicha alegría represente una máscara que oculta nuestro bienestar real.
Dicha obsesión se alimenta por una noción pobre, pasajera y desvirtuada de lo que realmente significa una felicidad interior y duradera.
En otras palabras, una felicidad auténtica que lejos de ser una quimera que sólo existe en un estado de ensoñación y fantasía, es una felicidad que se ajusta a la realidad y a la naturaleza de ser un ser humano.
La Obsesión Enfermiza por Ser Feliz: Más Allá de la Búsqueda Constante de la Felicidad
En la sociedad actual, la búsqueda incesante de la felicidad se ha convertido en una obsesión casi enfermiza.
Desde consejos de vida hasta miles de publicidades, todos parecen estar obsesionados con la idea de alcanzar la dicha constante y perpetua.
Sin embargo, ¿es esta búsqueda desenfrenada de la felicidad realmente saludable?
¿O estamos cayendo en una trampa que nos lleva a ignorar las complejidades de la vida real y a perseguir un ideal inalcanzable?
La Paradoja de la Felicidad Constante
La idea de que la felicidad es el objetivo final de la vida tiene profundas raíces en la psicología positiva y la cultura popular.
De hecho, hasta aquí, es una idea que hace parte de la base filosófica de la felicidad en SERES FELICES.
Sin embargo, debemos ser muy cautelosos en lo que se refiere a ello, pues una cosa es contar con una felicidad que te acompaña en la alegría y la tristeza, y otra muy diferente es esa felicidad que te obliga a ser feliz todo el tiempo.
Esta obsesión con la felicidad constante puede llevar a una paradoja interesante: cuanto más la perseguimos directamente, más parece escaparse de nuestro alcance.
La psicóloga Susan David argumenta que la cultura de la positividad tóxica, que impulsa la idea de que siempre debemos estar felices, puede tener consecuencias negativas para nuestra salud mental.
La realidad es que la vida real -nos guste o no- es inherentemente compleja y llena de altibajos.
Experimentamos una gama completa de emociones, y la insistencia en mantener un estado de felicidad constante puede generar ansiedad y frustración cuando enfrentamos momentos difíciles.
La clave, entonces, no es rechazar las emociones negativas, sino aprender a manejarlas de manera saludable.
La Presión Social y el Efecto Comparación
Las redes sociales y la presión social también desempeñan un papel significativo en esta obsesión por la felicidad.
Las plataformas de redes sociales a menudo muestran una versión idealizada de la vida de las personas, creando un efecto de comparación que puede hacer que sintamos que nuestras propias vidas no son tan felices como las de los demás.
Este fenómeno, conocido como la «comparación social», puede ser extremadamente perjudicial para nuestra autoestima y bienestar emocionales.
La obsesión por proyectar una imagen de felicidad constante en las redes sociales puede llevar a una desconexión entre nuestra vida real y la vida que mostramos en línea.
Es esencial recordar que las redes sociales muestran solo fragmentos seleccionados de la vida de las personas y no representan la totalidad de su experiencia.
La Importancia de las Emociones Complejas
La vida plena no significa eliminar las emociones negativas, sino abrazar la complejidad emocional.
Las emociones tristes, frustrantes o incluso de enojo, tienen un propósito y son parte integral de la experiencia humana.
La aceptación de estas emociones nos permite crecer, aprender y desarrollar resiliencia.
La psicología positiva aboga por la idea de la «felicidad auténtica», que reconoce la importancia de experimentar una gama completa de emociones para tener una vida significativa.
En lugar de centrarse exclusivamente en la búsqueda de la felicidad, abrazar la autenticidad emocional nos permite construir relaciones más sólidas y enfrentar los desafíos de manera más efectiva.
Esta autenticidad emocional se refiere justamente a aceptar la realidad emocional de nuestra naturaleza humana.
La Felicidad como Proceso, no como Destino
En lugar de ver la felicidad como un destino final, es más beneficioso considerarla como un proceso continuo.
La vida está llena de momentos felices, pero también de desafíos y aprendizajes.
Adoptar una mentalidad de crecimiento, donde valoramos la evolución personal y el aprendizaje constante, puede ser más sostenible y satisfactorio que perseguir un estado de felicidad perpetua.
La investigación en psicología sugiere que las actividades que brindan un sentido de propósito y significado son más efectivas para aumentar la satisfacción general de la vida que la búsqueda directa de la felicidad.
Establecer metas significativas, cultivar relaciones enriquecedoras y contribuir al bienestar de los demás, son aspectos fundamentales para construir una vida plena y satisfactoria.
Para finalizar…
La obsesión enfermiza por ser felices puede tener consecuencias negativas para nuestra salud mental y bienestar emocional.
En lugar de caer en la trampa de la búsqueda constante de la felicidad, es esencial abrazar la complejidad emocional, aceptar las experiencias difíciles y encontrar un equilibrio que permita el crecimiento personal.
La felicidad no es un destino final, sino un proceso continuo que se encuentra en la conexión auténtica con nuestras emociones y experiencias de vida.
Al liberarnos de la presión de ser felices todo el tiempo, podemos encontrar una paz más duradera y significativa en el viaje mismo.
Es muy importante aceptar que no eres perfecto, que está bien sentirse mal y que la vida real no es ningún cuento de hadas.
En tu vida enfrentarás constantes retos y los problemas de distinta índole no faltarán.
Lo importante es con qué actitud los afrontas y cómo logras salir victorioso de estas experiencias.
De hecho, quienes practicamos una felicidad auténtica, somos iguales que todo el mundo excepto por algo: hemos aprendido a aceptarnos, conocemos nuestra naturaleza humana y contamos con herramientas para levantarnos y seguir adelante después de un tropiezo.
Ello no quiere decir que justificamos nuestros desaciertos como una medida para conformarnos con lo que somos.
Al contrario, aprendemos de nuestras flaquezas y estamos comprometidos con nuestro crecimiento personal constante.
Todo ello sin desconocer nuestra naturaleza imperfecta como seres humanos. Como dicen por ahí, «nos reconocemos como perfectamente imperfectos».
Con todo, la paradoja más irónica de todas sería afirmar que:
somos infelices por nuestra obsesión enfermiza de querer ser felices
¿Estás obsesionado con ser feliz?
¿Aun sin ser consciente de ello haces muchas cosas por intentar sentirte bien, aunque en realidad termines sintiéndote insatisfecho y frustrado?
¿Constantemente estás anhelando tener la vida de otras personas?
¿Pierdes tiempo envidiando las vidas ajenas en vez de agradecer por tu vida y todo lo milagroso que ya hay en ella?
Considera compartir tus respuestas a las preguntas anteriores en la caja de comentarios aquí abajo.
Publica también el enlace de este artículo en tus redes sociales y en tus estados de Whatsapp para que más personas sean conscientes de esta sutil verdad y no caigan en la trampa de esta obsesión.
Al seguir estas dos recomendaciones, te conviertes en un «transmisor» de paz y felicidad.
Por un mundo de Seres Felices.