Un Corto Cuento Zen sobre la Felicidad y la Armonía
Hoy he querido compartir contigo un antiguo cuento zen sobre la felicidad y la armonía que leí una vez en alguna parte y cuyo autor es de origen desconocido.
En las enseñanzas del zen, se encuentran numerosos cuentos y parábolas que transmiten profundos mensajes sobre la vida, la felicidad y la armonía.
Uno de estos relatos es el «Cuento de la Rana Sorda», que resuena en la búsqueda de la felicidad y la comprensión de la naturaleza esencial de la existencia.
La Rana Sorda
Había una vez una rana que vivía en un estanque rodeado de juncos y nenúfares.
Esta rana era conocida por su gran sabiduría y su tranquilidad.
Un día, un grupo de ranas jóvenes se acercó a ella con un gran dilema. Le dijeron: «Hemos escuchado que existen tierras más allá de este estanque, lugares con colores y sonidos que nunca hemos experimentado.
¿Cómo podemos saber si esas tierras son reales y si deberíamos abandonar nuestro hogar para explorarlas?»
La rana sabia escuchó atentamente y respondió con una sonrisa: «Compañeros ranas, ¿qué sentido tiene abandonar este estanque que nos brinda agua fresca y alimentos?
Sin embargo, si realmente desean explorar lo desconocido, les sugiero que cierren sus ojos y escuchen con atención».
Las ranas jóvenes, intrigadas pero confundidas, cerraron sus ojos y se concentraron.
La rana sabia continuó: «Ahora, ¿qué escuchan?»
Las ranas jóvenes se quedaron en silencio un momento y luego exclamaron: «¡Escuchamos el canto del viento en los juncos, el zumbido de los insectos y el suave chapoteo del agua!»
La rana sabia sonrió y dijo: «Exactamente. No necesitan ir a ningún lado para experimentar lo nuevo.
La belleza y la armonía ya están aquí, en este estanque que nos ha sostenido durante tanto tiempo. La verdadera exploración es la profundización en la comprensión de lo que ya tenemos«.
Para finalizar…
El «Cuento de la Rana Sorda» nos invita a reflexionar sobre la búsqueda constante de la felicidad y la armonía en nuestras vidas.
A menudo, estamos tan enfocados en buscar algo fuera de nosotros mismos, en cambiar nuestro entorno o en obtener algo más, que pasamos por alto la belleza y la plenitud de todo lo bello que ya existe en nuestro presente.
Al igual que las ranas jóvenes, podemos cerrar los ojos y escuchar.
Podemos sintonizar nuestra atención con los pequeños, pero invaluables tesoros de la vida cotidiana: el susurro del viento, el canto de los pájaros, la sonrisa de un ser querido.
La verdadera felicidad, es decir, la felicidad auténtica, no reside en la búsqueda constante de lo nuevo, sino en la capacidad de encontrar las maravillas y ver los milagros en lo que ya está presente.
Como dice una sabia frase anónima que desde siempre me ha extasiado:
Por lo tanto, este cuento nos recuerda que la armonía y la felicidad están disponibles en cada momento. Siempre que estemos dispuestos a abrir nuestros sentidos y apreciar lo que nos rodea.
Como las ranas sabias, podemos aprender a escuchar la sinfonía de la vida que se despliega a nuestro alrededor y encontrar la paz en el aquí y ahora.
¿En qué te hace pensar este cuento?
¿Habías leído antes un cuento o relato zen?
¿Cómo vives tu vida, como las ranas jóvenes o como la rana sabia?
Comparte tus respuestas a estas preguntas abajo en los comentarios y el enlace de este cuento a tus amigos y conocidos más cercanos, y menos allegados también.
Al compartirlo, te conviertes en un difusor de información que puede ayudar a la felicidad del prójimo.
Por un mundo de Seres Felices.