Cuatro Estrategias para Evadir Asertivamente una Discusión

Cuatro Estrategias para Evadir Asertivamente una Discusión
Cuatro Estrategias para Evadir Asertivamente una Discusión

Cuatro Estrategias para Evadir Asertivamente una Discusión

Hoy quiero compartir contigo cuatro estrategias para evadir asertivamente una discusión que personalmente utilizo y me permiten lograr su cometido: evitar discusiones innecesarias.

Tiempo estimado de lectura: 12 minutos

Muchas personas pueden evadirse de una discusión, pero la realidad nos demuestra que muy pocas lo hacen con tacto y sin cometer el error que entraña caer en la apatía y la indiferencia.

Es por eso que he recopilado estas cuatro estrategias que te servirán para gestionar inteligentemente una discusión, sin importar quién sea tu contraparte (pareja, amigo, colega, padres, etc) y -sobre todo- a hacerlo con empatía, comprensión y asertividad.

Evadir con Tacto y sin Indiferencia

Las discusiones son una parte inevitable de la interacción humana.

Ya sea con la pareja, los amigos, los vecinos o los compañeros de trabajo, todos enfrentamos situaciones donde surgen desacuerdos.

Aunque algunas discusiones pueden ser constructivas, muchas veces terminan en malentendidos o conflictos mayores.

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Aprender a evitar una discusión de manera asertiva, sin recurrir a la indiferencia o el silencio pasivo, es clave para mantener relaciones armoniosas y saludables.

Sin más preámbulos, veamos estas cuatro estrategias que te ayudarán a evitar discusiones innecesarias y a mantener una comunicación clara y respetuosa con los demás.

1. Practicar la Escucha Activa

Una de las principales causas de las discusiones es la falta de comunicación efectiva.

La escucha activa es una técnica clave para evitar malentendidos y desacuerdos, ya que implica prestar atención de manera plena a lo que la otra persona está diciendo, sin interrumpir o planear la respuesta mientras habla.

Al practicar la escucha activa, no solo muestras respeto hacia la otra persona, sino que también te aseguras de comprender bien su punto de vista antes de reaccionar (Rosenberg, 2015).

Esto puede reducir considerablemente la probabilidad de que una conversación se convierta en una discusión.

Por ejemplo, en una situación con un compañero de trabajo que esté molesto por una situación, en lugar de interrumpir o defenderte de inmediato, puedes practicar la escucha activa respondiendo con frases como «Entiendo que te sientes frustrado por esto».

Al validar los sentimientos de la otra persona, disminuyes la tensión y creas un espacio para resolver el conflicto de manera calmada.

La escucha activa no solo evita que las emociones se intensifiquen, sino que también ayuda a generar empatía, lo que mejora la calidad de las relaciones interpersonales (Gordon, 2020).

2. Establecer Límites Claros

Evitar una discusión no significa estar de acuerdo con todo lo que los demás dicen.

De hecho, ser asertivo implica saber decir «no» de manera respetuosa y clara cuando es necesario.

Establecer límites claros te permite proteger tu bienestar emocional sin necesidad de entrar en discusiones.

Los límites son fundamentales en cualquier relación sana, ya que ayudan a definir hasta dónde estamos dispuestos a llegar y qué estamos dispuestos a aceptar.

Por ejemplo, si un vecino te pide constantemente favores que no deseas hacer, en lugar de acceder cada vez o entrar en una discusión, puedes establecer un límite claro diciendo algo como: «Aprecio que confíes en mí para esto, pero no puedo ayudarte en esta ocasión».

Esta afirmación es clara, directa y evita una confrontación, al mismo tiempo que te permite mantener tu integridad.

La clave está en ser firme pero respetuoso. Como señala Cloud y Townsend (2018), los límites efectivos no solo evitan conflictos, sino que también refuerzan la autoestima y la autonomía personal.

3. Usar el «Yo» en Lugar del «Tú»

Cuando sentimos que estamos a punto de discutir, es común utilizar el «tú» para señalar lo que la otra persona está haciendo mal: «Tú siempre haces esto» o «Tú nunca escuchas».

Sin embargo, estas frases suelen poner a la otra persona a la defensiva, lo que puede escalar rápidamente en una discusión.

En su lugar, es más efectivo utilizar declaraciones que comiencen con «yo», las cuales permiten expresar lo que sentimos sin culpar o acusar directamente a la otra persona.

Por ejemplo, si tu pareja llega tarde a una cita y te sientes frustrado, en lugar de decir «Siempre llegas tarde», podrías decir: «Me siento frustrado cuando llegas tarde porque afecta nuestros planes».

Esta técnica, conocida como el uso de mensajes en primera persona o «mensajes yo», reduce la posibilidad de que el otro se sienta atacado y abre la puerta a una conversación más calmada y productiva (Satir, 2017).

Al usar el «yo», puedes comunicar tus sentimientos de manera clara y respetuosa, lo que fomenta una resolución de problemas más constructiva y disminuye la probabilidad de que la interacción se convierta en una discusión.

4. Tomar una Pausa para Reflexionar

A veces, la mejor manera de evitar una discusión es simplemente tomarse una pausa antes de responder.

Cuando una conversación comienza a calentarse, nuestras emociones pueden dominar nuestras respuestas, lo que puede llevar a decir cosas de las que luego nos arrepentimos.

Tomarse un momento para reflexionar antes de reaccionar nos da tiempo para procesar lo que estamos sintiendo y pensar en la mejor manera de responder de forma asertiva.

En lugar de reaccionar de inmediato, puedes decir: «Necesito un momento para pensar antes de continuar con esta conversación».

Este enfoque no solo te permite calmarte, sino que también da a la otra persona el espacio para reflexionar sobre lo que se ha dicho hasta el momento.

En muchos casos, esta breve pausa puede ser suficiente para desescalar la situación y retomar la conversación en un tono más calmado (Burns, 2016).

La capacidad de tomar una pausa es especialmente útil en entornos de trabajo donde las decisiones impulsivas pueden generar tensiones innecesarias.

Además, según estudios sobre la inteligencia emocional, quienes pueden gestionar sus emociones de manera consciente tienen una mayor probabilidad de mantener relaciones laborales y personales más armoniosas (Goleman, 2019).

Para finalizar…

Evitar discutir no significa huir de los problemas o suprimir nuestros sentimientos, sino saber manejar los desacuerdos de manera asertiva y respetuosa.

Las estrategias de escucha activa, establecimiento de límites, el uso de mensajes en primera persona y la toma de pausas son herramientas efectivas que nos permiten comunicar nuestras necesidades y puntos de vista sin que las conversaciones se conviertan en discusiones infértiles de las que no podamos sacar provecho alguno.

Aplicar estas técnicas en la vida diaria no solo mejora nuestras relaciones personales y profesionales, sino que también fortalece nuestras habilidades de comunicación, lo que es esencial para vivir de manera más pacífica y equilibrada.

Al utilizar estas estrategias, no solo evitamos el desgaste emocional de las discusiones, sino que también fomentamos una mayor empatía, respeto y comprensión en nuestras interacciones cotidianas.

En última instancia, estas herramientas nos permiten mantener relaciones armoniosas y saludables, sin dejar de lado nuestras necesidades y límites personales.

¿Cómo sueles gestionar las discusiones con tus contrapartes?

¿Con quién sueles discutir con mayor frecuencia últimamente? ¿Pareja, amigos, vecinos?

¿Te gustaría adquirir la capacidad de gestionar asertivamente tus discusiones para llevarlas al plano del diálogo y no del alegato?

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Al seguir estas dos recomendaciones, te conviertes en un «transmisor» de paz, riqueza y felicidad.

Mensaje Final

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Referencias y Fuentes de Consulta

Si deseas indagar más a fondo sobre estas cinco maneras de aportar bienestar emocional a las demás personas, te sugiero consultar las siguientes referencias:

  1. Burns, D. (2016). Feeling good together: The secret to making troubled relationships work. HarperCollins.
  2. Cloud, H., & Townsend, J. (2018). Boundaries: When to say yes, how to say no to take control of your life. Zondervan.
  3. Goleman, D. (2019). Emotional intelligence: Why it can matter more than IQ. Bantam Books.
  4. Gordon, T. (2020). Parent effectiveness training: The proven program for raising responsible children. Crown Publishing Group.
  5. Rosenberg, M. (2015). Nonviolent communication: A language of life. PuddleDancer Press.
  6. Satir, V. (2017). The new peoplemaking. Science and Behavior Books.

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