La Disciplina de la Felicidad

La Disciplina de la Felicidad
La Disciplina de la Felicidad

La disciplina de la felicidad es la práctica consciente y constante de la felicidad.

Tal planteamiento nos invita a pensar en la felicidad como una disciplina, es decir, como una doctrina que posee sus principios, técnicas y propias prácticas.

A pesar de todo, soy consciente de que, la palabra disciplina puede causarte cierta inquietud. Quizás hasta cierta incomodidad.

Pero no te preocupes porque en este artículo, quiero presentarte la noción de disciplina de la felicidad, como algo alcanzable y posible de realizar.

Lo anterior tampoco quiere decir que la disciplina de la felicidad no entrañe dificultad ni que tampoco demande nada de esfuerzo.

Necesitarás esforzarte y replantear tus prioridades, de manera que puedas dedicar tiempo a su práctica.

Al igual que en cualquier disciplina, necesitas de conciencia, práctica, constancia y voluntad, para alcanzar la maestría y llegar a dominarla, o por lo menos a comprenderla mejor.

Si te enfocas y gestionas bien tu energía, podrás destinar tu atención en cosechar pequeñas victorias que te ayudarán a cultivar una vida más feliz y plena.

La Disciplina de la Felicidad

Según la RAE (Real Academia Española), disciplina es una doctrina, la instrucción de una persona, especialmente en lo moral. También se refiere a un arte, una facultad, a una ciencia o estudio.

Sin embargo, más allá de estas acepciones gramaticales, la disciplina se refiere al refinamiento y a la búsqueda de la excelencia en cualquiera que sea el ámbito en que uno desee incursionar.

Para nuestro propósito, debemos entender la disciplina como el conjunto de acciones, estrategias y actividades, que realizamos con el fin de mejorar en un aspecto determinado.

Por eso, si queremos comer mejor, deberemos llevar una disciplina para elegir y cocinar los alimentos que más favorezcan nuestra salud.

Si deseamos mejorar nuestra condición física, debemos realizar una serie de ejercicios frecuentemente e ir progresando en su aplicación.

Todo lo anterior requiere esfuerzo y voluntad para elegir invertir nuestro tiempo en todas las acciones encaminadas a este objetivo.

Ya que si no lo hacemos así, invertiremos nuestro tiempo en otras cosas, que sin importar si son buenas o malas, no impactarán favorablemente en el progreso de nuestras metas.

Así como nos convertimos en ‘profesionales’ o ‘maestros’ en alguna carrera o conocimiento, así también puede ser uno profesional en otras áreas de la vida.

Por alguna razón, parece que ser profesional en ingeniería, en derecho o en finanzas, confiere hoy más estatus e importancia a un individuo, que ser experto o maestro en sabiduría, ética o, inclusive, en felicidad.

No es muy común escuchar a alguien decir que es profesional en felicidad o que es magíster en plenitud.

Y aunque en la actualidad ya podemos encontrar cursos, diplomados y otro tipo de estudios de todo tipo (certificados y no certificados), nos siguen importando mucho más otras cosas por encima de nuestro propio bienestar psicológico y espiritual.

El cultivo de la felicidad auténtica, es decir, la práctica constante de nuestra felicidad interior, está quedando relegada.

Está siendo depuesta por otra cantidad de cosas que, sin carecer de nula importancia, no son tan prioritarias como nuestro llamado a convertirnos en seres felices.

He aquí otra de las grandes paradojas de nuestra era. Contamos con más recursos, más información -incluso hay una ciencia de la felicidad-, pero estamos más distraídos que nunca.

Disponemos de menos tiempo para dedicar a nuestro bienestar interior.

La cantidad de distracciones es agobiante y abrumadora. Con justa razón nos resulta tan desafiante concentrarnos con entrega a todo aquello que por virtud más nos conviene.

Este fenómeno se explica en gran medida porque no sólo hemos avanzado en el estudio y la ciencia del bienestar, sino también en una ingente cantidad de áreas.

Solamente en cuestión de tecnología, avanzamos cada día a pasos agigantados.

No cabe duda de que el surgimiento de tantas novedades, es abrumador para cualquiera de nosotros.

Nuestro cerebro se bloquea ante tantas opciones y posibilidades. Tanto así que al final, prefiere elegir lo que más fácil le resulta.

Para adquirir una disciplina de la felicidad que sea sostenible y que podamos practicar de manera flexible, es necesario tener en cuenta ciertas claves.

En principio, es importante comprender que mejorar nuestros niveles de bienestar y plenitud, es un proceso.

Más aún si hasta ahora tu vida se ha visto sacudida por el caos y el desorden, necesitarás tiempo para apaciguar el modo en que conduces tu vida.

En segundo lugar, y comprendiendo que tu cambio es un proceso progresivo, deberás empezar por cambios pequeños y nada drásticos.

Ahora bien, deseas cambiar, pero no te quieres asustar ni aburrir. De ahí que sea vital iniciar con pequeñas acciones como por ejemplo leer los artículos de este blog y consultar otras fuentes de información.

Así podrás comenzar a aprender más sobre la felicidad, el bienestar y todo lo que gira entorno a este tema.

Adicionalmente, necesitas ir aplicando gradualmente todas aquellas recomendaciones y buenas prácticas que vayas detectando a medida que aprendes y te instruyes más sobre la felicidad.

Por otro lado, me parece fundamental que vayas mejorando tu capacidad de análisis. Es una herramienta muy importante que te permitirá discernir entre la información y el conocimiento que más te convienen y aquellos que no.

Por último, es importante que establezcas una forma de medir y llevar seguimiento sobre tu progreso.

Esto te permitirá saber qué tanto vas mejorando a medida que practicas los conocimientos adquiridos.

Debes convertirte en una persona que aplica aquello que aprende. No basta con informarte mucho. Debes ser capaz de ponerlo en práctica de manera que puedas recibir todos los beneficios posibles.

Monitorear tus avances también te ayudará a sentirte mejor y más motivado, pues podrás ver resultados tangibles de que en verdad vas progresando.

Si eres, por ejemplo, una persona que reacciona con ira y se altera fácil cuando las cosas no salen como quieres, aprender sobre técnicas de respiración, puede ser una buena estrategia para empezar a gestionar tu rabia.

Cuando te propones aprender diferentes técnicas de respiración y las practicas con asiduidad y consistencia, es muy probable que pronto te des cuenta cómo la ira ya no te domina tan fácilmente.

Si eres una persona muy ansiosa que siempre está pensando en el futuro, aprender a meditar te puede ayudar a tranquilizarte, enfocándote en el momento presente.

Estos son apenas algunos ejemplos de prácticas, técnicas y estrategias que puedes implementar para llevar una vida tranquila y serena.

Para finalizar…

Con todo, la disciplina de la felicidad es la práctica consciente y seria de la felicidad.

Para mí la mejor forma de abordar una disciplina, es adoptarla como un estilo de vida.

Cuando la disciplina es impuesta y no se disfruta, tarde o temprano terminaremos desfalleciendo en nuestro intento de practicar cualesquiera que sea esa disciplina.

En cambio, cuando esa disciplina pasa a formar parte de tu propio estilo de vida, te resultará mucho más fácil e incluso disfrutarás practicarla consistentemente.

No te resultará como una imposición ni mucho menos será una obligación.

La practicarás con pasión, entusiasmo y energía. Ni siquiera sentirás que estás practicando una disciplina, porque se convertirá en una especie de juego en el que te deleitas.

Lo más asombroso de todo es que a medida que practiques y sigas avanzando, será cada vez más automático hacerlo, por lo que necesitarás menos esfuerzo y concentración.

Por lo tanto, para adoptar una disciplina de la felicidad sostenible, debes fundamentar sus cimientos sobre prácticas flexibles y variadas.

Prácticas que estén acordes con tus gustos, realidades y necesidades. Acciones que disfrutes hacer y te lleven progresivamente hacia tus metas de bienestar y equilibrio emocional.

Por otro lado, necesitas reestructurar tu rutina, para que el tiempo que hoy dedicas a otras actividades como ver televisión, se lo dediques a tu propia disciplina de la felicidad.

Bien harías en «robarle» tiempo a esas actividades que no te reportan grandes beneficios.

A esos hábitos que incluso te afectan en más de un sentido, hundiéndote cada vez más en rutinas que no te llevan a ningún lado.

Por último, toda esta reflexión entorno a la felicidad, nos recuerda que la felicidad no es el destino, sino el trayecto.

De ahí que sea fundamental disfrutar del trayecto, admirando y disfrutando cada paisaje por el que se transita.

La disciplina de la felicidad no es otra cosa que el acuerdo que cada uno firma para comprometerse en serio, con su propia felicidad personal.

Y no sólo con nuestra felicidad, sino también con la de nuestros semejantes.

Es una disciplina que nos invita a adoptar la felicidad auténtica como nuestro mejor estilo de vida.

Un estilo de vida flexible y personal, exento de dogmas. Una manera de vivir que se fundamenta en los principios de la más selecta sabiduría milenaria.

¿Qué piensas de la disciplina de la felicidad?

¿Te asusta la palabra disciplina o por el contrario te llama la atención?

¿Crees que la felicidad sí es una disciplina que exige práctica o crees que la felicidad es tan sólo teoría?

Cuéntame en los comentarios.

Nos leemos en una próxima entrega.

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