Ser Feliz no es Hacer lo que te Dé la Gana

Ser Feliz no es Hacer lo que te Dé la Gana
Ser Feliz no es Hacer lo que te Dé la Gana

Ser Feliz No Es Hacer lo que Te Dé la Gana

Ser feliz no es hacer lo que te dé la gana ni llevar una vida de total indulgencia.

La felicidad va mucho más allá de satisfacer un mero deseo, capricho o necesidad.

La verdadera felicidad consiste en hacer aquello que nos colma de satisfacción auténtica, de manera constante y sostenible, mas no pasajera.

Hacer lo que te plazca, sin unos límites claros y precisos que te brinden un sentido de responsabilidad apropiado, no te conducirá a la felicidad auténtica.

Algunos estudios importantes han demostrado que ser feliz no es hacer lo que te dé la gana. En efecto, numerosos sujetos con condiciones de vida bastante favorables, afirmaron experimentar insatisfacción y tedio en sus vidas.

Ser Feliz No Es Hacer lo que Te Dé la Gana

A simple vista, podríamos pensar que la felicidad está en hacer lo que nos venga en gana. ¿Y por qué no habríamos de ser felices justamente haciendo lo que queramos? ¿No sería dichoso aquel que pudiera hacer todo aquello que le placiera? ¿Aquel individuo enteramente «libre»?

La verdad, por dura que sea para muchas personas leerla, es que definitivamente la felicidad no se halla en hacer lo que nos plazca.

Esta noción de hacer lo que queramos, se refiere a la libertad. Sin embargo, hace alusión a un exceso de libertad que puede desvirtuarse y confundir a quien la experimenta.

La libertad, al igual que la felicidad, es un concepto en el que uno se puede fácilmente extraviar. Si no contamos con el criterio y la sensatez suficiente para pensar seriamente al respecto, terminaremos adoptando conceptos equívocos y condicionados de lo que la verdadera libertad significa.

Una libertad que no crezca de la mano con la responsabilidad, es una libertad que en vez de liberarnos, nos esclavizará, sometiéndonos a los arbitrios de una existencia vacía y sin sentido. Cada vez que pienses en liberarte de algo de lo que te sientas muy sometido, piensa también en qué es lo que harás cuando obtengas esa libertad.

A propósito, hay una gran paradoja sobre la que muchos sabios y estudiosos han comentado: la paradoja de la libertad y de la esclavitud. Dicha encrucijada se evidencia de muchas maneras en el comportamiento humano.

Un ejemplo inmediato es el que sucede cuando una persona se jubila y cree que hasta ahí llegó toda su vida. Piensa que después de su jubilación no hay nada más y cae presa de una profunda desesperación al no saber qué hará ahora que por fin «es libre».

Es increíble la cantidad de anécdotas que se reportan sobre personas que a los pocos meses de su jubilación, perecen por el tedio de no saber qué hacer ahora que ya son libres de no tener que trabajar. Otros, incluso, cometen suicidio.

Esta gran paradoja de la libertad, nos lleva a pensar que la mayoría de los hombres, no son dueños de sí mismos. Son pocos los hombres y mujeres (aunque personalmente estoy viendo cada vez más) que se lideran a sí mismos. Es una minoría la que administra y gobierna aquellos aspectos sobre los que tiene influencia para conducir de manera exitosa su vida.

Ahora bien, cuando un individuo piensa que la felicidad es hacer cualquier cosa que desea, se precipita sin remedio hacia la insatisfacción eterna.

Hasta que una persona así no comprenda que la felicidad es una disciplina, una practica en la que uno se puede y se debe ejercitar constantemente, mantendrá atrapada en una infantil ilusión.

Pongamos por ejemplo a alguien que ya tiene suplidas todas sus necesidades básicas y no tan básicas. Una persona que vive en la opulencia material y que dispone a su vez de mucho tiempo. Digamos que esta persona ha nacido con mucha riqueza gracias a la gran fortuna de sus padres, y que éstos, nunca le han exigido ni enseñado a liderar correctamente su vida. Asumamos también que sus padres le han suplido de todo, excepto de tiempo y de atención de calidad.

Un individuo con dichas condiciones, es con gran probabilidad un candidato directo hacia la desdicha. Será alguien que puede hacer todo, hacer lo que le dé la gana y, no obstante, es muy difícil que sea verdaderamente feliz.

A lo sumo será una persona llena de muchas experiencias, que ha acumulado numerosas satisfacciones. Sin embargo, se tratará de experiencias y satisfacciones pasajeras que seguramente no habrá sabido vivir a conciencia. Mas bien, ha convertido su capacidad de hacer lo que le plazca, en un espiral sin fin de insatisfacción, desesperación y falta de sentido.

Mientras más experimenta y goza de todo lo que sus medios le pueden procurar, más se entierra en la arena movediza de la infelicidad. Mientras más intentos desesperados por hallar lo que él cree que es la felicidad, hace, más desilusiones y sufrimiento recoge. ¿Por qué? ¿Qué es lo que causa que ha pesar de tenerlo «todo», no sea feliz?

Por un lado, está el hecho de que su libertad creció lejos de la responsabilidad. No se propuso ninguna meta o propósito digno de sí mismo, que todos los días le permitiera recorrer su existencia con gratitud y conciencia.

Por otro lado, su noción de felicidad es tan pobre, que se agota apenas consume esta o aquella experiencia. Ha construido su felicidad sobre la base de lo efímero y, como si fuera poco, cree que el reino de la felicidad se halla fuera, y no dentro de sí mismo.

Para finalizar…

Definitivamente ser feliz no es hacer lo que te dé la gana. Uno puede hacer lo que le dé la gana siempre y cuando sea consciente y responsable de lo que está haciendo.

Sin una conciencia profunda que nos lleve a conocernos mejor a nosotros mismos, es realmente difícil, por no decir imposible, ser felices.

La verdad es que la felicidad es un asunto muy serio que no se debe tomar a la ligera. Desdeñarla y subestimarla, muchas veces por ignorancia, es un error garrafal que le cuesta muy caro a nuestro bienestar psicológico y emocional.

Con todo, una persona auténticamente feliz, sí puede hacer lo que le da la gana, pero dentro de los límites que los principios mismos de la felicidad, le dictan.

Deja de ser ingenuo y no creas que por tener menos responsabilidades, vas a ser más feliz. Recuerda que quienes transgreden los límites de la libertad auténtica, llegan al caos del libertinaje. Un exceso de libertad mal conducido, es una vía directa al fracaso existencial.

Una persona auténticamente feliz, es libre de las influencias del mundo exterior, pero está comprometida fielmente con su vida interior.

¿Todavía piensas que ser feliz es hacer lo que te dé la gana? ¿De qué forma has conducido hasta ahora tu vida, con responsabilidad o libertinaje?

¿Crees que al reflexionar sobre el contenido de este artículo, podrás ser más feliz?

Si no sabes cómo cultivar una existencia plena, con una felicidad auténtica y duradera, digna de tu propia existencia, no dudes en contactarme. Estaré encantado de ayudarte a encontrar el sentido de tu existencia.

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