La línea base de la felicidad o el «punto de partida hedonista» se refiere al nivel de felicidad con el que, por defecto, cada uno de nosotros viene psicológicamente programado. Configurado.
Ello quiere decir que, de nacimiento, cada persona está predispuesta a ser más o menos feliz que otra.
Esto es así de acuerdo a lo que bien podríamos llamar el «chasis de la personalidad». Con chasis, me refiero a esa estructura básica de la personalidad de cada individuo. A esa base más primitiva que nos distingue del resto de las personas, convirtiéndonos en seres únicos y diferentes. A esa configuración psicológica que hace que algunas personas sean por naturaleza tímidas y calladas, mientras que otras son más extrovertidas y sociables.
La psicología positiva es la rama de la psicología que planteó la teoría de la línea base de la felicidad. Este concepto se desprende a su vez de lo que los científicos han denominado la rueda hedonista sin fin.
La psicología positiva también afirma que la línea base de la felicidad es una tendencia que mueve a los seres humanos a regresar a su propio nivel inicial de felicidad.
Esto significa que sin importar si alguien enfrenta eventos positivos o negativos en su vida, regresará al mismo punto inicial de bienestar o malestar en el que se hallaba antes de experimentar episodios de satisfacción o de adversidad.
Tarde o temprano, sin importar lo mucho que nos expandamos (felicidad y bienestar) o nos contraigamos (infelicidad y sufrimiento), volveremos a ese punto de partida inicial.
Si una persona es por naturaleza alegre y de buen humor, regresará a esta tendencia aun cuando experimente la muerte de un ser querido. Si bien reponerse podría tomarle algún tiempo, tarde o temprano se sentirá nuevamente contento.
Lo mismo sucederá con una persona de naturaleza pesimista. Aunque se ganara la lotería, rápidamente retornaría a su estado natural de amargura, mentalidad de escasez, reproche y pesimismo.
La línea base de la felicidad es como una calculadora que sin importar cuántas sumas o restas opere, volverá a cero cuando se la reinicie. En esencia, esto supone que sería casi imposible incrementar o disminuir nuestros niveles de felicidad.
Ahora bien, la rueda hedonista sin fin, es en cierto modo un término bastante peculiar. Esto porque alude a esa rueda que se les pone a los hámsters para que se ejerciten mientras están en su jaula.
Claramente es lógico que por más fuerza que el hámster aplique, la rueda girará mucho, pero no llegará a ninguna parte. Contrario hasta donde llegaría, si pudiera correr en un espacio libre en el que pudiera avanzar con cada esfuerzo que hiciera por moverse más rápido.
Puede sonar gracioso, pero esta metáfora del hámster es el fiel reflejo de la vida de muchas personas. La gran mayoría de los seres humanos, corren desesperados por la vida, sin darse cuenta de que sus esfuerzos no los conducen a ninguna parte.
Es así como vemos continuamente personas que trabajan muy duro en cualquiera de sus áreas vitales, pero sin lograr avances concretos que les brinden resultados satisfactorios. Se mueven y se mueven, pero no crecen. No se desarrollan y rara vez evolucionan o expanden su conciencia.
Todo ello sin contar que, al igual que el hámster, no sólo corren en una rueda sin fin, sino que también lo hacen dentro de la jaula de sus propias creencias y comportamientos limitantes.
Lamentablemente, estas personas ignoran que cambiando su mentalidad, transformarían su actitud y su conciencia se expandiría hacia los campos de la abundancia, la riqueza, la prosperidad y la felicidad.
Por lo tanto, nos engañamos depositando las llaves de la felicidad en un cofre que es ajeno a nuestro propio ser. La dejamos en un lugar exterior sobre el cual no tenemos ningún control, y nos olvidamos de buscarla dentro de nosotros mismos.
Queremos que los demás cambien, sin antes cambiar nosotros. Queremos primero tener, sin ni siquiera empezar a hacer algo que nos ayude a transformar positivamente nuestro propio ser.
La idea de que tenemos un nivel de felicidad previamente establecido, puede resultar particularmente desalentador. Especialmente para quienes desean ser felices pero notan que su personalidad tiende al pesimismo y al predominio de emociones negativas.
Se trata de aquellas personas que a pesar de experimentar momentos pasajeros de alegría y euforia, vuelven rápidamente a caer en un estado inicial de insatisfacción, angustia, desesperación, tensión y hasta depresión.
Son personas que constantemente están huyendo de su propia compañía. Parecen incapaces de dedicarse momentos de sana soledad, donde puedan sostener una conversación con su más íntimo ser. Sencillamente le tienen pavor a interiorizar porque -de repente- podrían encontrarse con su verdadero ser.
A simple vista, una persona con estos rasgos de personalidad, no tendría más remedio que resignarse a ser infeliz. Sin embargo, si eres una de estas personas, no debes preocuparte. No todo está perdido.
El hecho de que tengas una tendencia con predisposición a la melancolía, la amargura, la nostalgia y otras variantes de la tristeza, no te condena de por vida a llevar una vida infeliz.
La buena noticia es que existen algunas actividades voluntarias que podemos realizar para incrementar positivamente nuestra línea base de la felicidad. Son actividades que no dependen de otras personas ni de circunstancias ajenas para brindarnos grandes resultados.
A continuación mencionaré tres actividades que puedes realizar para expandir positivamente tu línea base de la felicidad.
1. Meditar
Cuando meditas, aquietas tu mente y te permites conectar con tu ser interior. Al conectar con tu ser interior, estableces contacto con tu estado natural de la felicidad.
Meditar no significa evitar los pensamientos. Meditar es no aferrarse a ellos, dejando que vayan y vengan sin intervenir.
Permítete meditar más a menudo y progresivamente subirás por el eje positivo de tu línea base de la felicidad.
2. Procurar espacios de sana socialización
Separa espacios en tu agenda para compartir más con tus amigos y familiares. Pasar más tiempo socializando con tus amistades y con personas que te enriquezcan, tiene repercusiones sumamente valiosas.
Dichos espacios te permitirán desconectarte de tu rutina y desahogar con tus amigos de mayor confianza cualquier problema que te esté perturbando.
Como si fuera poco, la socialización te permite establecer conexiones con tus semejantes, y ese es otro de los grandes factores determinantes de una vida auténticamente feliz y plena.
Los seres humanos somos gregarios por naturaleza. Somos seres sociales. Conectar y establecer nuevas relaciones es parte de nuestra naturaleza y como tal esto nos provee bienestar y alegría.
3. Dejar de controlar lo que no debes controlar
Abstente de controlar aquellas cosas que no dependen de ti. Si de verdad quieres salir de la rueda hedonista sin fin, procura identificar aquellas circunstancias que no están bajo tu influencia. No puedes evitar que llueva como tampoco puedes evitar que un proyecto en el que trabajas con otras personas termine en la fecha exacta en que deseas.
Y por lo que más quieras: evita controlar a las demás personas. Esta es una de las peores cosas que puedes hacer si lo que anhelas es traer tranquilidad y paz a tu vida. Puedes influenciar y puedes inspirar, pero no debes obligar ni forzar a nadie.
Enfócate más bien en identificar aquellos aspectos que sí dependen de ti. De esta manera evitarás decepcionarte cuando otra persona no responda de la manera que esperabas.
Esto también te habilitará para enfocar tu mente en todo aquello que esté alineado con tus mejores talentos, permitiéndote fortalecerlos bajo la ley del enfoque.
Si de verdad estás comprometido con tu felicidad y quieres ser más feliz, entonces ninguna excusa se interpondrá entre ti y tu genuino deseo de ser auténticamente feliz.
Podrás enfrentar cualquier obstáculo que te impida formarte en los principios que rigen el éxito y la felicidad.
Conociendo los pilares de la auténtica felicidad, podrás subir por la escalera, sin el riesgo de apoyarla en el muro equivocado. Ya no correrás en vano en la rueda sin fin de la felicidad, encarcelado en la jaula de tus propios condicionamientos y pensamientos limitantes.
Al contrario, volarás liviano y libre como un ave que surca los mágicos cielos de la auténtica felicidad.
Sea la línea base de la felicidad, la rueda hedonista sin fin o el punto de partida de la felicidad, espero de corazón que al ser consciente de esto, tengas más herramientas para ser más feliz.
Sin embargo, no te desesperes tratando de ser algo que no eres. Si tienes una personalidad inclinada a la amargura y la melancolía, ve paso a paso y deja que la felicidad vaya fluyendo libremente en cada latido de tu corazón. No fuerces ni te obligues a nada. La felicidad es como una mariposa que vuela tranquila y sin prisa.
No trates de imitar ni ser un clon de nadie. Sé tu mismo para que muy pronto descubras la mejor versión de ti mismo. Para que muy pronto conectes de nuevo con tu estado natural de felicidad auténtica.